Lienzo




Podría empezar una charla de moral o de ética pero en el arte no son conceptos de charlas.

En la génesis palma del desierto esta la   vertiente claridad de la proyección del sol y bajo el aire inca píe de una magnifica trayectoria.

Un lienzo que interconecta cada uno de tus lunares y finaliza en que se ubica en la parte izquierda de tu cintura como si algo me quiera decir como si una mano se asoma para guiarme hacia donde comenzó...

En el viento he podido recorrer cada milésima de segundo de tu piel, en un paso sin dejar huella se mueven los misterios de tu universo y como filosofo contemplo el aroma y color de esa inquietante plataforma de arena y sol.
No observo tu mirada puesto que como medusa puedo quedar encantado, solo exploro el iris de la misma y sin detenerme viajo a descubrir cada ruta que cada uno de tus lunares me enseña. Así tan sencillo se desemboca la libertad de poder pensar desde el oriente hasta el vaho de la luna.
Solo una vez he puesto mi mano en tus arenas y descubrí el silencio de tu pasión al punto de leer el carmín de tus años.

Aun no he llegado al último lunar del lienzo pero si he tomado el misterio de tu perfume aquel que mantiene despierta la duda que alimenta la sed de descubrirlo.

Vaya manera de charlar pero no hablare de moral ni de ética si no de la ruta que marca cada lunar en el desierto de tu piel...
Así es tu lienzo que se marca de lunar a lunar...
En las venas que resaltan en tus manos esta al descubierto algo que nadie ha visto: guían a cada punto de tu misterio, de tu silencio... de tu pasión, a la cúspide de tu universo.



Parte II



En la elocuencia del viento con varios rechinidos que rompen a los arboles  cognitivos al alcance del mismo día era   evidente que el silencio nos hablara con tácticas de calor, había un orden en cada movimiento de sus ramas, asomado el sol entre ellas parecía que algo nos decía. Un ocaso sincero u ocurrente, versátil , comprimido en esperanzas, en rayos de inspiración escribía la cuesta del día, hay dentro de todo ello volvía aparecer el lienzo del desierto de tu piel, algo así como las especies del infinito mangar, de olores místicos... no había duda de aquello que podía escuchar, no había duda de cómo se seguía ocultando tu mirada, pero aquella tarde ya no iba hacer la misma puesto que en el desierto de tu piel una palma crecía repleta de frutos adheridos al cono del pensamiento, a la tentación de las emociones, al silencio de tu Ser...al génesis de un manantial rico en jugos de coco, de tu silencio, de tu sonrisa...

No quería despertarme a pesar de que analizabas cada movimiento pero decidí tocar el manto estelar para en vuelo de aves guarda esto que esta escrito y cada momento consultarlo solo con ver el canto de las mismas, el rechinido de los arboles, el sol asomado entre sus ramas...

Así es ese lienzo tan repleto de dudas y misterio, así es el viento que juega con las textiles estructuras del aliento...descansado el tallo de la palma para observar la nutrida arena de tu desierta piel.

De repente desperté frente a los relieves del intacto horizonte y me había dado cuenta que había caminado en tu arena...fue el mejor presente.


Parte III


El agua se aproximaba al desierto de tu piel...
La sombra lo escondía,
Pero el sol llego con un rayo y entro entre esas ramas al silencio de tu aroma...
Me atreví a oler cada milímetro de ello...
Tome al viento, subí en el...
Recorrí lentamente cada relieve del desierto piel, cada llano...
Sus labios en color rojo encendían el ruido de todos los mares que bajaban de sus relieves, fruto de una luna...
Una luna que detrás de sus prendas se asomaba su blanca piel...
Entre como viento a su blanca piel...era tan suave y firme parecía un campo de cultivo de alcatraces y rocíos, su aroma un eterno perfume...
 Estaba tus venas en tus manos describiendo tu pensamiento, me atreví a meterme en el...
Era una historia de dos páginas...
El claro color de tu cabello y el silencio del viento entre el...
Vaya forma de entrar a tu pensar...
Una copa y un mojito de laurel...
Una tarde papel
Donde no deja de escribir el recorrido del viento, yo y tu piel...
Estaba sediento sin entender el agua de tu desierto...
 En una fuente el árbol dormitaba,
Diciéndole al viento que ya era tarde.
Pero me prometió que el día mañana viajaríamos de nuevo al desierto de su mística piel...
Baje de el,
Mis pies no creían que no había rastro de huellas de papel.
 Tú te retiras pero sin saber que aquella tarde mi amigo viento y yo habíamos recorrido la esencia de una obra maestra: tu relieve eterno que suaviza tus pasos en tu lienzo miel.


Parte IV


Entre el pensamiento y el alma habita una noche helada,
Una forma de tomar un espejo y ver el castaño de la luna, el cabello que adorna tu mirada...
 En la recurrente habitación de la locura duerme tu morada sensación
De leer la magia del vuelo de tus pestañas...
Se ocultaba la fragancia de aquellos arboles que en virtud retienen la sinfonía del amigo viento...
El agua cuesta abajo recorría el relieve...
Desnuda las palmas de las manos el silencio ordena el aroma de terciopelo...
En ropas negras el cielo se admiraba de tus gestos ante el sabor de una copa en pliegos de viñas otoñales.
 No había dudas de lo que el viento observaba, eran las caricias que cobijan este puño de tintes y veleros.
Una piel oculta del baño de la luna,
Una piel que adueña al mismo tiempo...
Hay se guarda la más íntima creación, la última visión: tu bello cuerpo...

Dos cantaros ajustados al horizonte de tu tronco,
Dos geometrías duchando la ceda del universo,
Dos puntos bajo una línea, de unos finos lechos...llamados: tus pechos...
Pasos sin huellas que al enfoque duermen en dos pilares cubiertas de piel blanqueta, soportes alargados que someten hasta el mas tierno verano,
Llamadas: tus piernas...
Un margen disuelto en tinta griega,
Un puñado de arenas en cuadros nocturnos...
Una estrella llena de perlas y chapeara...
Llamado: tus venas
Los sabores y colores abundan en ello,
Pasiones dormidas para un beso amanecer,
Torrentes de Atenas
Recorren algo tan bello, llamado: tu cuello
Así está ya nombrado tan exquisito encuentro, tú, el viento y yo...
Así el otoño despierta en brazos de aquellas hojas que caen tan lentamente al suelo natural de este viejo poeta...
Así esta aquella visión llamado tu bello cuerpo.



JetSat







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